Roberto Burle Marx

  • Tipo: Escritos
(Introducción al catálogo de la exposición Roberto Burle Marx, noviembre 1961, págs. 2 y 3) En la nueva época que surge abriendo un mundo de nuevas posibilidades estéticas en todos los campos, Roberto Burle Marx representa la primera y la más importante manifestación en el arte del paisajismo y la jardinería de hoy. Es significativo que aparezca en América, en medio de la fastuosa vegetación tropical que es como un símbolo de nuestro empuje y de nuestra libertad. En este arte del paisaje y del jardín, en que la materia prima es viviente y cambiante, Burle Marx ha sabido controlar y ordenar la magnífica exhuberancia de las plantas de su país con un sentido constructivo de raíces clásicas. Sabe como nadie oponer las formas, las texturas, los colores. Inmensas hojas chatas de las musáceas, formas netas y redondeadas de las carnosas, aéreo follaje plumoso de helechos, hojas verdes, hojas grises, hojas violetas, fuertes manchas de color de las flores, todo se compone en los proyectos de Burle Marx con una armonía admirable. Al elemento natural viviente, el artista añade el elemento natural inerte –las grandes rocas, los montones de cantos rodados- y, el elemento de construcción humano que da el sentido arquitectónico. Muros, estanques, caminos, bancos, bordes netamente definidos de canteros, están tratados con el nuevo sentido de la forma que caracteriza a la arquitectura moderna. Este sentido arquitectónico de Burle Marx, como ese saber encauzar su rica fantasía dentro de un orden sobrio y armónico, hacen de él un colaborador ideal del urbanista y el arquitecto de hoy. Así como la sabia geometría vegetal de Le Notre puso en valor al palacio francés, así como el césped perfecto y las altas arboledas pusieron en valor al castillo inglés, así pone en valor Burle Marx a la ciudad y la casa de nuestra época. Su país lo ha comprendido al encargarle los jardines de Brasilia y de la costa de Río de Janeiro, y otros proyectos que se verán en esta exposición. La vista de estos jardines no sólo será un recreo para los ojos y una emoción estética, sino un motivo de orgullo para el hombre americano. Burle Marx es un ejemplo perfecto del hombre nuevo, el hombre de su época sabe aplicar sus conocimientos a la vida. Su conocimiento de la botánica es vasto y profundo, ha encontrado y clasificado nuevas plantas de las cuales algunas llevan su nombre. Su formación plástica ha sido seria, basta ver sus admirables cuadros y dibujos para advertirlo. Este doble conocimiento botánico y plástico le permite crear con libertad y seguridad el jardín de su época. Hombre universal y conocedor de técnicas variadas, Burle Marx es también creador de joyas originales y preciosas, y de maravillosos arreglos florales como los que realizó para la inolvidable comida del Congreso de Críticos de Arte en el Museo de Arte Moderno de Río. Nada puede dar mejor idea de su espíritu creador, de su orden mental, de sus dotes de organización, de su ciencia, y de su sensibilidad, que la visita a sus plantaciones en el Estado de Guanabara. En una altura, dominando un valle, se encuentra la vieja casa de fazenda, con su modesta capilla al costado. Las generosas galerías, los muros blancos, los muebles antiguos, son un marco perfecto para su colección de arte popular. Alrededor se extiende el más fantástico jardín botánico tropical. Algo separadas se ven las inmensas plantaciones, protegidas por un ligero techo de cañas cortadas, de anthurium, de philodendrum, y otras plantas de adorno, que forman una colección probablemente única. La colección de helicóneas, la más importante del mundo, crece al aire libre entre la floresta que trepa a la montaña. Burle Marx ha buscado estas plantas personalmente en las selvas americanas y ha traído así un regalo a la civilización. Esta exposición de los trabajos de Burle Marx en Buenos Aires es un acontecimiento que puede y debe dejar huellas profundas. Nuestra tierra tan fértil y dispuesta que acoge por igual el pino y la palmera, la strelitzia y la rosa, tiene que encontrar el paisajista de su nueva arquitectura y para que surja, nada será más estimulante que esta visita de Roberto Burle Marx.